La kinesiofobia, o miedo al movimiento, es una preocupación irracional y limitante que surge tras sufrir una lesión o enfermedad. La persona siente inseguridad o vulnerabilidad al realizar actividades físicas por si le genera dolor o se vuelve a lesionar, lo que conlleva una disminución de la movilidad, fuerza muscular y flexibilidad así como un aumento de la fatiga y la debilidad.

Esta condición afecta a muchas personas durante el proceso de rehabilitación y tiene un impacto negativo en la recuperación y el bienestar general del paciente, ya que limita la capacidad del individuo para participar en los ejercicios de rehabilitación o terapias físicas.

La kinesiofobia puede estar causada por múltiples factores desde la falta de confianza en el cuerpo, la experiencia previa ante las lesiones, la falta de información sobre la lesión actual, etc.

La educación y la información sobre la lesión combinadas con la exposición gradual al movimiento  son fundamentales durante el proceso de rehabillitación para poder aumentar así la confianza del paciente. De ahí también que sea de suma importancia que el paciente cuente con apoyo externo y los fisioterapeutas y entrenadores trabajen con objetivos realistas y adaptando los programas de rehabilitación a las necesidades individuales.

¿Por qué es tan relevante  la kinesiofobia?

¿Qué podemos hacer     para combatirla?

Varios estudios demuestran que la kinesiofobia puede contribuir a la cronificación de los problemas musculoesqueléticos (músculos, huesos y articulaciones), ya que se tiende a disminuir el ejercicio físico y, por ende, somos más sedentarios. Además, el miedo al movimiento puede provocar un ciclo de dolor y miedo que puede prolongar el tiempo de recuperación y empeorar así el cuadro clínico y la calidad de vida del paciente.

Por otra parte, la kinesiofobia también puede llegar a desencadenar patrones motores alterados que, a su vez, pueden derivar en otras patologías. Esto se produce cuando tratamos de evitar el dolor y por consiguiente modificamos nuestra forma de movernos o de realizar alguna actividad, ya que con el tiempo ese gesto se queda registrado en nuestro disco duro y pueden empeorar los síntomas.

La incorrecta ejecución de movimientos sumado al dolor que pueda aparecer, provoca falta de adherencia al tratamiento, frustación por no ver resultados con el tratamiento, desánimo…¡ciclo negativo de retroalimentación!

El abordaje biopsicosocial es una estrategia importante para combatir la kinesiofobia. Debemos tener en cuenta no solo aspectos biológicos, sino también los factores psicológicos y sociales que influyen en la recuperación y rehabilitación musculoesquelética. Y es que estudios científicos demuestran que el asesoramiento sobre la forma que tenemos de comportarnos ante esta situación y el proceso de rehabilitación puede reducir el miedo al movimiento y mejorar los resultados del tratamiento.

Además de fomentar una actitud positiva también debemos enfrentarnos a una exposición gradual a los movimientos o actividades que nos generan miedo. Para ello, es esencial contar con la colaboración multidisciplinar de profesionales de diversos campos, como fisioterapeutas, psicólogos y entrenadores.

Un equipo multidisciplinar trabaja en conjunto para brindar una atención integral y personalizada que ayuda a reducir la kinesiofobia y mejora el proceso de rehabilitación de manera efectiva y segura.

¿Cómo tratamos la kinesiofobia en FIX?

En nuestra clínica deportiva multidisciplinar, ofrecemos un enfoque integral para tratar la kinesiofobia. Antes de empezar a entrenar, primero realizamos una entrevista en la  que a través de una serie de ejercicios de la bateria FMS obtenemos una valoración funcional del movimiento. A partir de ahí diseñamos las planificaciones de entrenamiento personalizadas que se centran en ejercicios controlados para reducir el miedo y la ansiedad asociados con el movimiento.

Para aquellos clientes con kinesiofobia también implementamos el test de Frailty, que nos ayuda a diagnosticar la fragilidad y diseñar una programación específica. Dentro de esta planificación, incluimos ejercicios de respiración como inhalar profundamente por la nariz y exhalar lentamente por la boca para reducir la ansiedad y el miedo. Y es que solemos tener una respiración rápida, lo que puede aumentar la tensión muscular y el dolor.

Además, dentro del servicio de fisioterapia contamos con programas terapéuticos que incluyen ejercicios que promueven el movimiento controlado y la técnica correcta del movimiento. Nuestros pacientes pueden realizar ejercicios que simulan actividades diarias, como levantarse de una silla o mover objetos de forma segura. También brindamos asesoramiento sobre cómo evitar obstáculos y mejorar la coordinación en general. La confianza y el apoyo profesional es fundamental para ir poco a poco superando las barreras y decir adiós a la kinesiofobia.

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