Vamos a dar un pasito adelante y meternos en asuntos algo más íntimos y personales en nuestro tema de hoy. 

Nuestro objetivo será las relaciones sexuales y cómo pueden estas influir en nuestros entrenamientos o rendimiento deportivo. Pero no sólo eso, vamos a darle una vuelta también al punto de vista y reflexionemos sobre como el entrenamiento puede afectar a nuestros encuentros más íntimos.

¿Tener sexo cuenta como ejercicio?

Creo que pocos negarán que un encuentro sexual puede en ocasiones ser más intenso que un HIIT así que no es una idea descarada tomarlo como un entrenamiento, ¿no? De hecho, se ha estudiado en varias ocasiones el consumo calórico que genera tener sexo con nuestra pareja, medido en METs (una medida de índice metabólico) hablamos de entre 5-6 METs similar a caminar rápido o utilizar una bicicleta estática.

¡Tampoco hay que volverse locos eh! Entendamos que cualquier actividad que implique un esfuerzo físico a determinada intensidad puede llegar a considerarse actividad física y aunque consumamos calorías, los expertos han demostrado que el consumo no es tan elevado como por ejemplo salir a correr a buen ritmo o realizar determinadas disciplinas deportivas (aunque nos imaginamos que dependerá del entusiasmo y el tiempo que le dediquemos, ¿no?).

Entonces, ¿cómo influye el entrenamiento en mis relaciones sexuales?

Parece obvio pensar que si tenemos una mejor condición física nuestras posibilidades durante el acto sexual se disparan, pero comprobemos que la ciencia nos apoya.

No es un tema tan estudiado como podemos pensar, normalmente los estudios se centran en determinadas patologías o problemas concretos más que en generalidades propias del sexo. Pero viendo estos estudios podemos sacar información de interés para todos.

Una de las virtudes de tener un buen nivel de condición física es la prevención de la aparición de diferentes tipos de disfunciones sexuales tanto en hombres como en mujeres. Puede que penséis que no es tan frecuente o interesante, pero hablamos de entre 40-50% de mujeres sufren algún tipo de disfunción sexual y en los hombres la probabilidad de sufrir disfunción eréctil aumenta entre 1-10% con la edad y a los 70 años se dispara a más de un 50%.

Si coincidís con nosotros y valoráis el sexo como se merece, tenemos que evitar la aparición de este tipo de problemas. Nadie debería no poder disfrutar de sus relaciones sexuales al máximo.

El ejercicio puede disminuir en un 22% la aparición de estos problemas solo realizando actividad equivalente a 118METs por semana. Y aunque todo cuenta, en este caso os tenemos que recomendar un volumen de ejercicio mínimo para reducir la incidencia de estos problemas ya que niveles bajos de actividad física no han mostrado resultados con respecto a las disfunciones sexuales.

Lo que sustenta que el ejercicio físico mejora nuestro rendimiento en la cama (o donde buenamente tengáis relaciones sexuales) es la mejoría de nuestro sistema cardiovascular. De hecho, la disfunción eréctil es un factor de riesgo para desarrollar problemas cardiovascualres y la medicina más recomendada para combatirlos es el ejercicio, ¿casualidad? La llegada de sangre tanto al pene como al clítoris resulta fundamental para tener relaciones sexuales satisfactorias.

Y para aquellos que aun seáis un poco escépticos y consideréis que vuestro estado de forma es suficiente solo os diremos una cosa: el ejercicio también ha demostrado mejorar los niveles de excitación sexual y evita la insatisfacción ayudando a alcanzar orgasmos más placenteros. ¡Ahí queda y cada uno con su conciencia que decida que hacer! Además, la relación es exponencial, cuanto más ejercicio realizamos mejor sexo tenemos y no se ha marcado un límite, por ahora.

¿Y puede el sexo afectar a mi rendimiento deportivo?

Uno de esos grandes mitos que recorren el mundo deportivo es el que dice que si practicas sexo la noche anterior a una competición o prueba que comprometa tu rendimiento físico te va a afectar negativamente. Una creencia con poco respaldo ya que nunca se demostró y de hecho, aunque sea poca y débil la investigación que hay detrás, desmiente que el sexo nos perjudique ya que no provoca efectos.

 

Podemos pensar también que puede provocar que nos desconcentremos la noche anterior, pero por otro lado, también podemos pensar que nos ayudaría a descansar y relajarnos para rendir mejor al día siguiente. De hecho, sí que se ha visto que practicar sexo provoca una disminución de nuestra presión sanguínea la mañana siguiente.

Pero no olvidemos que esta investigación carece de mucho rigor y puede ser muy interpretable. Un problema que afronta este tipo de estudios es conseguir una muestra grande de personas dispuestas a realizar el estudio, ya que pagar a alguien por tener sexo resulta controvertido.

Conclusiones

Que mejor noticia os podíamos traer que deciros que el sexo sigue demostrando beneficios y que entrenar y mantenernos en buena forma va a mejorar nuestras experiencias sexuales y prevenir posibles disfunciones.

Todo esto tenéis que verlo con perspectiva tal y como comentábamos antes, ya que, por ejemplo, aunque el sexo no haya demostrado afectar a nuestro rendimiento deportivo, no podemos llamar sexo a un encuentro de 15min (que es la media que suelen utilizar estos estudios… sin comentarios) y una noche loca de pasión en la que no peguemos ojo.

Así que ya sabéis, seguid activos, haced el ejercicio necesario para manteneros sanos y conseguir la mejor versión de vosotros mismos. Y como decíamos antes, disfrutad del sexo en todas sus perspectivas que es algo beneficioso para nuestra salud, íntimo, maravilloso y gratis.

REFERENCIAS

  1. Fergus, K. B., Gaither, T. W., Baradaran, N., Glidden, D. V., Cohen, A. J., & Breyer, B. N. (2019). Exercise Improves Self-Reported Sexual Function Among Physically Active Adults. The journal of sexual medicine16(8), 1236-1245.
  2. Zavorsky, G. S., Vouyoukas, E., & Pfaus, J. G. (2019). Sexual Activity the Night Before Exercise Does Not Affect Various Measures of Physical Exercise Performance. Sexual medicine7(2), 235-240.

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